martes, 22 de septiembre de 2009

Retiro Cor unum in Deum

El retiro a distancia no pretende en absoluto sustituir lo que sería un retiro clásico o formal. Desde luego que su particularidad lo hace diferente a la idea tradicional de retiro que todos tenemos. Pero si bien no lo reemplaza, al menos lo complementa o nos abre a una experiencia distinta. Asimismo puede brindar una alternativa a aquellas personas que por diferentes razones se encuentran imposibilitadas para asistir a una Casa de retiros. Se trata simplemente de poner los distintos medios al servicio de la evangelización desde una perspectiva nueva y usando nuevos métodos y expresiones.


Retiro "Cor Unum in Deum"



"La gran Búsqueda" .....Aunque no seamos del todo concientes, en nuestra vida estamos constantemente buscando: un trabajo, una profesión, la realización de un sueño, una vivienda nueva, y tantas otras cosas. En este sentido podríamos afirmar que el hombre siempre está en ese estado casi permanente de búsqueda. Pero más allá de todas esas búsquedas materiales existe en el hombre una sed de búsqueda de lo infinito, de lo trascendente, de lo eterno.


Cualquier ser humano por el mero hecho de ser creado por Dios tiende hacia su Creador, el mismo San Agustín lo expresa en su celebre frase: "Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Tí ".


De esta manera San Agustín, manifiesta la esencia de la antropología teológica. Ella expresa antes que nada la "inquietud" de todo corazón humano ante la realidad que lo rodea, señalando también su apertura hacia al infinito. Algunas veces esta búsqueda se da consciente otras veces aún sin saberlo, en un deseo de "algo", o mejor aún de un "Alguien" que lo trasciende todo.


A lo largo de la historia de la humanidad el hombre aún en estado primitivo se ha preguntado acerca del sentido de la vida y del misterio de la muerte.


Es bastante común encontrar en la diversidad de culturas y religiones como el hombre ha expresado (por ejemplo a través del arte) su deseo de eternidad, se ha interrogado acerca de su origen o el sentido de su vida, pero el hombre desde que existe busca con corazón inquieto y anhelante. Intuye de algún modo que hay algo más después de la muerte, y que su vida terrena no puede ser una simple combinación de moléculas producto de una mera casualidad. Es por eso que el hombre percibe lo divino y busca unirse a la fuente de la vida.


Busca por caminos distintos e intenta esa unión que anhela de modos muy diversos, pero en esa búsqueda sedienta descubre en su interior un vacío que no lo puede llenar con la fama, el dinero, el poder, ni ningún otro placer.



San Agustín, en su búsqueda y sed de felicidad consulta a su madre Mónica que se encontraba junto a él y a un grupo de amigos que se preguntaban dónde hallar la felicidad.


Sigamos el diálogo entre la madre y el hijo.Diálogo entre la madre y el hijo: ¿Pero dónde está la felicidad? ¿Cómo alcanzarla?... Agustín insiste ¿Dime quién es feliz? ¿No es aquel que tiene todo lo que desea? Oh, no respondió Mónica: "Si desea el bien, y lo tiene, cierto que es feliz. Pero si desea el mal y lo obtiene es un desgraciado".


A esta respuesta de Mónica, Agustín responde conmovido y sonriente: Oh, madre mía, has tocado una de las cimas de la filosofía.


La búsqueda de Agustín ¿Cómo te busco, pues Señor? Porque al buscarte, Dios mío, busco la felicidad. Te buscaré, Señor, para que viva mi alma. Mi cuerpo vive de mi alma y mi alma de ti. ¿Cómo busco, pues la felicidad?. Porque de hecho no la tengo hasta que digo: ¡Basta! ¡Allí está!".



La expresión " mi cuerpo vive de mi alma y mi alma de ti" que emplea San Agustín hace referencia a la interioridad, para el santo, la fuente de la vida y de la felicidad es Dios mismo y habita en su interior siendo más intimo que su propio yo como gustaba decir.De alguna manera Agustín intuye que la felicidad está en su interior y por eso todo hombre la busca inquietamente, incluso sin saber porque. Aún cuando el ser humano no siempre identifica a Dios con la felicidad misma que busca, existe una necesidad de ser colmado de ese "algo" que como ya hemos dicho es "Alguien", donde poder descansar el corazón inquieto. Para nosotros hombres y mujeres de fe ese Alguien es DIOS.



Reflexión personal


En lo que va del año: ¿He buscado a Dios en mi vida? ¿Lo he buscado en la comunidad? ¿En los sacramentos, en la oración personal y comunitaria?


Motivación.


"Ninguno puede llegar a Dios si no lo busca" Santa Mónica.


Oración de San Agustín.


¡Oh verdad, luz de mi corazón, que no me hablen mis tinieblas! he ido deslizándome en estas realidades de aquí y me he quedado a oscuras: Pero incluso desde ellas, sí, desde ellas, te he amado intensamente. Anduve descarriado y me acordé de ti. Detrás de mí oí una voz que me gritaba que volviese, pero apenas pude percibirla debido al alboroto de los que no poseen la paz. y ahora, mira, vuelvo sediento y anhelante a tu fuente. Que nadie me corte el paso. Voy a beber en ella y voy a vivir de ella. Que no sea yo mi propia vida. he vivido mal al querer vivir de mi. he sido personalmente el causante de mi muerte. En ti estoy comenzando a revivir. Háblame tú, charla conmigo. He dado crédito a tus libros y sus palabras son muy misteriosas.



Algunas influencias significativas que motivan su búsqueda


Muchas veces la lectura de un libro puede producir cambios en una persona, ampliar horizontes, reafirmar ideas, ver la realidad desde otro punto de vista, o también despertar nuevas inquietudes. Para el santo doctor africano gran importancia ha tenido el libro de Cicerón llamado Hortensio.


La lectura de este libro fue para él, algo así como el punto de partida en su búsqueda de la verdad. En este período de su vida, fue clave y trascendental la lectura de la obra de Cicerón, produjo un cambio en su interior. Aunque no lo entusiasmaba del todo, por no encontrar en ella el nombre de Cristo, Agustín así lo explica: "Su lectura realizó un cambio en mi mundo afectivo.


También encaminó mis oraciones hacia ti, Señor, e hizo que mis proyectos y deseos fueran otros. De golpe todas mis expectativas de frivolidad perdieron crédito, y con increíble ardor de mi corazón ansiaba la inmortalidad de la sabiduría. Y comencé a levantarme para iniciar el retorno a ti. Lo único que aguaba en mí aquella hoguera tan grande era el no hallar en aquel libro el nombre de Cristo. Porque este nombre, Señor, este nombre de mi Salvador, de tu Hijo, lo había mamado piadosamente mi corazón con la leche de mi madre, lo había mamado por tu misericordia y lo tenía profundamente grabado. Por eso, aunque este libro fuera una obra literaria bien escrita y seria, en el fondo no acababa de entusiasmarme del todo".



Primeras aproximaciones a las Sagradas Escrituras


Luego de la decepción con el libro de Cicerón donde no encontró el nombre de Cristo, Agustín dirige su atención a la Sagrada Escritura. En ellas tampoco logra sentirse a gusto, no porque no contengan el nombre del Salvador, sino porque su estilo tan sencillo, según él, no logró cautivarlo, más tarde se dará cuenta que le faltaba humildad y nos confesará: "Yo no era capaz de bajar la cabeza para pasar por aquella puerta. Estaba tan hinchado de mí que no podía soportar un estilo tan sencillo;no conseguía penetrar en aquella profundidad. Estaba hecha para acompañar a las almas pequeñas en su crecimiento, pero yo desdeñaba hacerme pequeño y, en mi orgullo, me sentía grande".



Agustín cambiará de parecer, no sin antes revestirse de la humildad como un primer paso para acercarse a la Palabra de Dios. En uno de sus sermones lo expresa de una manera conmovedora, escuchemos al mismo Agustín:


"Mi ambición de joven era aplicar al estudio de la Sagrada Escritura los refinamientos de la dialéctica. Así lo he hecho, pero sin la humildad del verdadero investigador. Debería haber llamado a la puerta y ella se hubiera abierto para mí. En lugar de eso, la estaba empujando mientras aún estaba cerrada, intentando entender con soberbia lo que se aprende con humildad. El Señor misericordioso, sin embargo, me ha levantado y me ha salvado".



Reflexión: ¿Qué libros han cambiado mi vida? ¿Cuál fue mi actitud interior al leerlos? ¿Qué frutos he podido sacar de esas lecturas?¿Cómo cristiano católico tengo un acercamiento frecuente a la Biblia?¿Mis lecturas biblicas cómo son? ¿Leo a toda prisa y sin pensar? ¿medito? ¿Rezo con la Palabra de Dios?



Algunas mediaciones de importancia que motivan su búsqueda.


Cietamente la conversión de San Agustín, no se da de un momento a otros, si bien es cierto que lectura de san Pablo provocará un cambio en su vida, no podemos negar que se trata de un proceso, lento y doloroso de una búsqueda de años, donde Dios por medio de la gracia se sirve no solamente de los libros consultados por Agustín, sino también de las mediaciones humanas que van apareciendo a lo largo de todo su propio itinerario.


Popularmente se dice que nadie atraviesa el desierto sin un Moisés, debido a que todos necesitamos de la presencia de un lider o de alguien que nos conduzca y nos acompañe en el camino de la vida.



En su búsqueda personal de Dios, Agustín encontró las ayudas necesarias de muchas personas particularmente en su madre, Santa Mónica y en el santo obispo de Milán, Ambrosio. Aquí haremos algunas menciones a ambos para demostrar la importancia que ellos jugaron en la conversión de Agustín y que el mismo menciona en sus escritos.


Una vez bautizado, Agustín reconocerá que su conversión. en gran parte la debe a las oraciones y lágrimas de su madre. De suyo menciona la intercesión de Mónica en presencia de Dios cuando dice:


"Y tú la escuchaste Señor. La escuchaste y no mostraste desdén por sus lágrimas, que profusamente regaban la tierra allí donde hacía oración".



Pero el mismo Agustín no dejará de reconocerle a su madre el papel de intercesora: "Creo y afirmo sin vacilación que por tus ruegos me ha dado Dios el deseo de consagrarme a la investigación de la verdad, sin preferir nada a este ideal, sin desear, ni pensar, ni buscar otra cosa".


Por otra parte se reconoce discípulo de Mónica y valora muchísimo lo que ella piensa cuando con sus amigos habla de algún tema.Como ya habíamos adelantado San Ambrosio juega también un papel importante en la vida de Agustín, ya sea a través de encuentros y conversaciones en privado, como por medio de sus predicaciones. dejemos que nos lo cuente Agustín:


"Y llegué a Milán, y allí me encontré con Ambrosio, su obispo, célebre y popular en todas partes entre los mejores, siervo tuyo piadoso. Sus elocuentes sermones proporcionaban generosamente a tu pueblo la flor de tu harina, la alegría de tu acite y la sobria embriaguez de tu vino. Inconscientemente me veía encarrilado hacia él por tu mano para que siendo yo consciente, él me encarrilara hacia ti. Aquel hombre de Dios (...) me acogió paternalmente y con afabilidad propia de un obispo se interesó por mis pormenores de mi viaje. Por mi parte, comencé a estimarle, peo inicialmente no lo hice como a maestro de la verdad, pues no tenía la mínima esperanza de hallarla en tu Iglesia. Lo estimaba principalmente por su benevolencia para conmigo.


Yo no ponía todo mi interés en escucharle cuando hablaba al pueblo, pero mis móviles no eran bien intencionados. Lo que intentaba era hacer un análisis minucioso y detallado de su elocuencia, por ver si estaba a la altura de su fama o por debajo de lo que se rumoreaba. Estaba pendiente y suspenso de sus palabras, pero no sentía curiosidad alguna por los temas que tocaba. Sencillamente los desdeñaba".


Según hemos visto el el texto citado de las Confesiones, Agustín reconoce que por medio de aquellos sermones de Ambrosio la mano de Dios le iba guiando, pero al comienzo su interés estaba puesto no en lo que Ambrosio decía, si no como lo decía. De todas maneras el momento su conversión estaba cercano, no le ha llegado aún, necesitará pasar por una última crisis antes de que la palabra divina traspase su corazón inquieto y lo encienda con un fuego que durará por siempre encendido.



Reflexión:


¿Quienes fueron o son nuestros Ambrosios y Mónicas en nuestra vida?¿Los he valorado, los valoro, rezo por ellos como señal de gratitud y de reconocimiento? ¿Procuro ser para otros Ambrosio y Mónica? ¿Anuncio con ardor como Ambrosio y rezo con perseverancia como Mónica?



En el jardín de Casiciaco.


"En la residencia donde nos hospedámos había un huertecillo. Disfrutábamos de él como del resto de la casa por no ocuparlos su propietario. Hasta este huerto me había lanzado el alboroto de mi pecho, donde nadie interfería el encarnizado combate que había entablado conmigo mismo y cuyo desenlace tú conocías, yo no. Lo único que hacía era volverme loco, pero con una locura saludable. estaba muriendo para vivir. sabía lo malo que estaba, pero no sabía lo bueno que iba a estar dentro de poco .


Al final del libro VIII de las Confesiones podemos encontrar como Alipio testigo de la crisis de Agustín le acompaña en ese momento de lágrimas y de rupturas que va a desencadenar en un nuevo encuentro con la Palabra de Dios."el se quedó en el lugar donde estábamos sentados. Me hallaba demasiado aturdido. Yo caí derrumbado a los pies de una higuera. No recuerdo los detalles de cómo solté las riendas de mis lágrimas y se desbordaron los ríos de mis ojos, sacrificio que te es aceptable. Si no con estas palabras, si con este sentido te dije cosas como ésta:


Y tú Señor, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo, señor vas a estar eternamente enojado? No te acuerde de nuestras maldades pasadas. Al sentirme prisionero de ellas, daba voces lastimeras: ¿Hasta cuándo seguiré diciendo mañana, mañana? ¿Por qué no ahora mismo? ¿Por qué no poner fin ahora mismo a mis torpezas?.Motivación: "Confiesa los pecados y nacerá en tí la verdad" San Agustín.


Reflexión:


¿Estoy dispuesto a decirle a Dios las mismas palabras de San Agustín: "¿Hasta cuándo seguiré diciendo mañana, mañana? ¿Por qué no ahora mismo? ¿Por qué no poner fin ahora mismo a mis torpezas?".¿Al pie de qué higuera me encuentro? ¿Qué torpezas debería llorar? ¿Quiero convertirme y vivir mi fe en serio? ¿Le pido a Dios la ayuda de su gracia para vivir una conversión del corazón? ¿Pongo de mi parte algo para buscar la conversión que quiero?





Motivación: "Luego, ¡oh alma!, tú no puedes ser hermosa mientras no confieses tu fealdad al que es siempre hermoso..." San Agustín



Reflexión:


¿Estoy dispuesto a confesarme y dejarme renovar por la gracia y la misericordia de Dios?



La lectura de San Pablo.


La lectura de San Pablo lo conducirá a Cristo como redentor y mediador. Después de tanto vagar, Agustín llega finalmente al momento cumbre de su conversión.


Una conversión que como ya hemos dicho no se ha dado de una manera instantánea , o mágica sino que se fue dando paso a paso, a golpes de gracia que por medio de diversas influencias que van como preparando el escenario para el cambio radical de su vida. simplemente podemos decir que le llegó el momento fuerte y decisivo cuando escucha aquella voz en el jardín de Casiciaco:


"¡Toma y lee! ¡Toma y lee" y lo motiv a abrir nuevamente las Sagradas Escrituras precisamente en Romanos 13, 13.


Ciertamente la lectura de San Pablo como afirma - Pio de Luis - le dio a Agustín lo que le faltaba en su búsqueda, porque si bien creía en Dios y conocía el nombre de Cristo por medio de su madre, le faltaba, aceptar a Jesús como el Cristo encarnado, camino hacia Dios Padre.


Motivación:


Cuando oramos hablamos con Dios, pero cuando leemos la Biblia es Dios quien nos habla".

San Agustín



Reflexión: ¿Escucho a Dios que me habla por medio de Su Palabra?


San Agustín nos recuerda que le era imposible hallar a Dios hasta no abrazar al Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesucristo que está por encima de todo. Agustín se dirige a Dios Padre de la siguiente manera:


"El auténtico Mediador que tu misericordia misteriosa reveló y mandó a los hombres para que, a ejemplo suyo, aprendiesen la humildad, este Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús Tú Hijo único, en quien se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, me redimió con su sangre. Los soberbios no me calumnien, pues pienso en mi rescate, lo como, lo bebo y lo distribuyo. Y pobre como soy, deseo saciarme de él en compañía de aquellos que lo comen y se sacian. Y alabarán al Señor los que lo buscan"


Una vez que encuentra a Cristo y lo abraza mediante la fe comienza a mirar su propia existencia de otra manera, pero se da cuenta que la búsqueda no la puede dar por terminada porque debe seguir buscando. Así lo expresa en De Trinitatis: "Dios es aquel bien que se busca para encontrarlo con mayor dulzura y se encuentra para buscarlo con mayor avidez"


Para San Agustín, Dios debe ser buscado también cuando se le ha encontrado. Lo dice y también y lo explica comentando aquellas palabras del salmo: «buscad siempre su rostro». Si se busca siempre -se pregunta- ¿cuándo se encuentra? Y responde:


"Quizás se dice siempre en el sentido de toda la vida que se vive aquí abajo, desde el momento en que hemos comprendido que debemos hacer esto, debe ser buscado también cuando ha sido encontrado. No hay duda, la fe lo ha encontrado, pero es también verdad que la esperanza lo busca todavía. La caridad después, si ciertamente lo ha encontrado por medio de la fe, trata sin embargo, de poseerlo por medio de la visión, en la cual será finalmente encontrado de manera que satisfaga nuestro deseo y que excluya cualquier búsqueda ulterior. "O quizás, -continúa diciendo- , aun cuando lo hayamos visto cara a cara tal como él es, deberemos aún continuar buscándolo y buscarlo indefinidamente, porque sin fin debemos amarle"Verdaderamente también a una persona presente decimos: no te busco, queriendo decir: no te amo. Y es por esto que el amado es buscado aún estando presente, mientras él mismo es movido por un movimiento constante de caridad a no hacerse ausente. Por tanto, si ama a otro, aun cuando lo ve, quiere siempre, sin sentir disgusto, que él esté presente, es decir, busca siempre que él esté presente.



Está claro, pues que el "buscad siempre su rostro" no significa que en esta búsqueda en la que se expresa el amor el reencuentro signifique el final, sino más bien, que en la medida en que aumenta el amor, aumenta la búsqueda de la persona encontrada".


Es un misterio inefable: el misterio del amor que busca aun cuando ha encontrado. En otro pasaje, hablando de la visión de Dios, dice así:


"No temas tener que cansarte; será tal el gozo de aquella belleza que estará siempre ante tí y nunca de ella te saciarás; o mejor, te saciarás siempre y no te saciarás nunca. Si dijera: no te saciarás nunca, podrías pensar que padecerás el hambre; si dijera te saciarás, podrías pensar que acabarás por aburrirte. Cuando no existirán ni aburrimiento, ni hambre, no sé como expresarme para decir lo que habrá..."



La experiencia personal de Agustín nos ofrece una exposición de su propia doctrina acerca de la conversión. Cualquier conversión o retorno del alma al Bien Supremo presupone un abandono anterior a ese mismo Bien, y, por tanto se origina una batalla interior dentro del alma, un conflicto y un desgarramiento íntimo.



La conversión del corazón es un tema típicamente agustiniano y que en la experiencia de Agustín se entrelaza con su proceso de buscar y encontrar a Dios.


"Cuando yo deliraba sobre mi entrega al servicio del Señor mi Dios, tal como ya tenía programado desde hacía mucho tiempo, era yo el que quería y yo el que no quería. Era yo mismo. Pero mi querer no era total.Tal era el origen del conflicto que tenía conmigo mismo. Era yo mismo el que me estaba destrozando. Este desgarro se hacía contra mi voluntad, pero no por eso se patentizaba en mí la naturaleza de un alma extraña".



San Agustín estaba muy familiarizado con el misterio de la gracia y con la esencia de la conversión como un don divino: «Nos hemos separado de ti, y si tú no nos conviertes, nunca nos convertiremos».La descripción de su conversión, que Agustín ofrece en las Confesiones y que él presenta como una liberación gratuita y sobrenatural, puede servirnos como vivo retrato de toda conversión: "¡Qué dulce me resultó de golpe carecer de la dulzura de las frivolidades! Antes tenía miedo de perderlas y ahora me gustaba dejarlas. Eras tú quien las ibas alejando de mí. Tú suavidad verdadera y suprema, las desterrabas lejos de mí y entrabas en lugar de ellas".



Así pues la conversión aparece como liberación de la pasada esclavitud, como nuevo gozo, como la experiencia de una presencia íntima con Dios, como una dulce y deliciosa gracia que será clave en a teología agustiniana y que tendrá gran importancia en la historia de otras conversiones. Agustín no se cansa nunca de considerar las conversiones como maravillas divinas.


Para el Santo doctor, la conversión tiene también una dimensión sacramental. Ya sea la relación con el bautismo, con la penitencia, o con la Eucaristía. La conversión es un pasar del pecado a la justicia. Ahora bien la acción sacramental es sólo parte del proceso.


Reflexión.


¿Quién es Cristo para mí? ¿Lo reconozco cómo mi Salvador?


San Agustín místico de felicidad, la verdad y la belleza.Verdaderamente no podríamos entender a Agustín hombre, y mucho menos pastor y teólogo si no pensáramos en Agustín místico. No faltan quienes lo consideren el príncipe de los místicos cristianos, pero si entrar en discusión de si lo es o no, es inevitable negar su profunda experiencia de unión con el Señor. Como así, también, su rica sensibilidad y su sentido por lo bello. En esta misma línea y comentando el capítulo 10 del Evangelio de san Juan escribe:


"Toda nuestra respiración anhela a Cristo. Sólo él es el deseado, el más bello entre los hijos de los hombres. Cristo nos ha amado en nuestra fealdad para hacernos hermosos como él"


Y a modo de oración, meditando el Salmo 26 se dirige a Cristo llamándolo hermoso:


"Señor, enséñanos tu rostro. En esta búsqueda seré constante pues no busco ver algo despreciable, sino tu rostro, Señor mío. Así puedo amarte libremente, y desde el momento no he encontrado nada más hermoso que tú."


A la búsqueda de la felicidad


Para Agustín la búsqueda de la felicidad se identifica con la búsqueda de Dios mismo, y encontrar la felicidad no es otra cosa que hallar a Dios. Ciertamente, como ya hemos dicho, Agustín interioriza y escatologiza la concepción de la verdadera felicidad, pues ésta termina identificándose en última instancia con Dios, con el goce del Dios uno y trino.


Solo Dios es el verdadero autor de la felicidad; ya algunos filósofos como Platón habían intuido a Dios como Bien Sumo y Verdadero al que debemos amar para gozar de él y alcanzar la felicidad.


Dios por lo tanto no es un Dios celoso de la felicidad humana. Más aún, nuestro destino está en participar de su mismo gozo y felicidad, en participar no sólo de la bienaventuranza de los ángeles, sino de la misma beatitud y de la misma vida del Dios trinitario. En este sentido el mismo San Agustín nos exhorta a adorar y amar al único Dios, uno y trino, como cauce auténtico de gozo y felicidad. Los dioses paganos no son dioses, sencillamente no son. Solamente en la medida que rompemos con ellos, - insiste Agustín- y abrazamos la Ciudad de Dios, cuyo fin último es la plena bienaventuranza del ser humano en Dios, el hombre podrá alcanzar la felicidad.


Según San Agustín la felicidad se alcanza gozando de la verdad, y al ser Dios la Verdad, se es feliz gozando de Dios.


En el libro X de las Confesiones así lo manifiesta:


"Si yo les formulo a todos esta pregunta: « ¿Qué preferís; gozar de la verdad o de la mentira?», me contestarán que prefieren gozar de la verdad. Claro, y es porque la felicidad es el gozo de la verdad, es decir, el gozo de tí, que eres la Verdad, oh Dios, mi luz y salvación de mi rostro, Dios mío. Esta felicidad todos la desean, todos desean esta vida que es la única felíz, todos desean este gozo de la Verdad. He conocido a muchas personas con deseos de engañar, pero a ninguna que quiera ser engañada".



Reflexión:


¿ Soy conciente que me engaño a mi mismo cada vez que busco excusas frente a Dios para no orar, no ir a Misa, no hacer apostolado, etc?


El corazón lugar de encuentro



En la espiritualidad agustiniana gran importancia juega el tema de la interioridad. El "dentro" de Agustín hace referencia a lo que él llama la casa interior. Para el santo de Hipona la vida interior es el espacio privilegiado de encuentro con Dios y consigo mismo.


En su comentario al Evangelio de San Juan nos habla de Cristo como aquél que nos instruye en el corazón, en lo interno, y nos dice: "Hay un maestro interior que nos enseña, Cristo. Es nuestro Maestro y su inspiración nos enseña. Donde su inspiración y su unción escasean en vano las palabras resuenan en nuestras orejas". De igual modo Agustín nos expresa su experiencia de oración y cómo vive ésta dentro de sí mismo y nos invita a orar cuando nos dice:



"Recuerda: hay uno que te escucha, no dudes en rogarle. Él está dentro de ti. Sólo tienes necesidad de purificar los más secretos rincones de tu corazón. Él es el Señor nuestro Dios, la Palabra de Dios, la Palabra hecha humana, Hijo del Padre, Hijo de Dios e Hijo del Hombre".


Se ha dicho que Agustín es el fundador de la tradición específicamente occidental de la interioridad o del mirar hacia el interior.El espacio interior agustiniano es el ámbito en el que el alma encuentra la verdad inteligible y encuentra, sobre todo, la única Verdad eterna que es Dios.


Desde luego que no es literalmente un espacio (porque el alma no tiene un modo de ser espacial, como la tiene el cuerpo).Agustín describe gráficamente el itinerario de un viaje hacia Dios que comienza cuando Él entra en las profundidades de su propio sí-mismo y llega a su destino cuando el mira por encima de sí-mismo para ver la luz de la Verdad inmutable (es decir Dios), que es visible tan solo al ojo de la mente. Se trata, pues, de caminar hacia dentro guiados por el Señor, penetrando en el interior del ser, llegando hasta el fondo del alma, el centro, el yo profundo. Pero nuestra tendencia habitual es caminar hacia fuera, hacia la región de la desemejanza, lejos del Señor.


Y el resultado es el hombre actual: un hombre des-centrado, distraído y dominado por el mundo exterior. Lo ha dicho Pablo VI:


"Nosotros, hombres modernos, estamos demasiados extravertidos, vivimos fuera de nuestra casa, e incluso hemos perdido la llave para volver a entrar en ella."


Es por eso que siguiendo el consejo de Pablo VI, que lógicamente se encuentra en la misma línea que Agustín, se ve cada vez más necesario la urgencia de un cambio radical de sentido: caminar hacia dentro, y no hacia fuera, retornar a ti mismo.


Un grito de amor en el corazón de Agustín.



Hemos llegado al punto donde Agustín exclama con entusiasmo la fascinante experiencia interior de haber encontrado a Dios. Nos encontramos ante el grito de amor más sobrecogedor que podemos encontrar en su libro de las Confesiones, cuando le dice a Dios:


"¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! El caso es que tú estabas en mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas que, si no existieran en ti, serían algo inexistente. Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera. Relampagueaste, resplandeciste, y tu resplandor disipó mi ceguera. Exhalaste tus perfumes, respiré hondo, y suspiro por ti. Te he paladeado, y me muero de hambre y sed. Me has tocado, y ardo en deseos de tu paz"



Esta expresión del santo encierra y sintetiza poéticamente todo lo que en esta disertación hemos querido subrayar, y es al mismo tiempo el punto cumbre a dónde pretendíamos llegar. Por un lado al decir:


"Tarde te amé", Agustín hace de algún modo alusión al tiempo que debió esperar para encontrar y amar a Dios. Indica que su conversión y su itinerario fue un lento proceso, una búsqueda continua que no ocurrió mágicamente de un momento a otro, sino que pasó mucho tiempo antes de producirse el encuentro y manifestarle su amor.



San Agustín convertido y enamorado del Amor nos dice:


"Hermanos, yo no me sacio de hablar del amor".


Motivación:


"¿Quieres orar en el templo? Ora en ti mismo; pero antes sé templo de Dios, porque El escuchará al que ora en el templo". San Agustín.


Reflexión:


¿He purificado mi interior con el sacramento de la reconciliación? ¿Cuánto tiempo hace que no hago una buena confesión? ¿Hago penitencia y reparación por mis pecados? ¿Me he preocupado por purificar el templo que soy yo mismo? ¿Le doy valor al ayuno a la limosna? ¿Me siento responsable del sostenimiento del culto, del templo parroquial, de mi comunidad? ¿He buceado en mi interior o prefiero una espiritualidad superficial o ligera que no me comprometa demasiado con Dios, con la Iglesia, con el prójimo?


Motivación:


"Hermanos, yo no me sacio de hablar del amor". San Agustín.


Reflexión:


¿Y yo me sacio de hablar del amor a mis hermanos? ¿Me importa la salvación de mis hermanos? ¿Evangelizo? ¿Doy testimonio a otros del Amor de Dios?


Motivación:


"¡Oh hermandad de vida eterna cómo quisiera yo invitar…al mundo entero a estas bodas!" Clara de Montefalco (mística agustiniana)


Nuestra hermana Clara expresa su deseo de compartir el amor de Dios que ella experimenta en su vida al grado tal de vivirlo como matrimonio espiritual con Jesús. Como haría cualquier enamorado quiere gritarlo porque no puede esconder tanta alegría por eso dice:


".... cómo quisiera invitar al mundo entero a estas bodas".


Reflexión:


Y yo...¿ grito con la fuerza del corazón el Amor de Dios? ¿quiero, procuro que otros vivan la misma felicidad que me viene de la fe por haber sido alcanzado por Cristo?.-


Espiritualidad de San Pablo y de San Agustín


¿Qué entendemos por espiritualidad?


Nosotros cristianos entendemos por espiritualidad al “dinamismo del amor que el Espíritu infunde en nosotros”. El dinamismo del que hablamos puede ser vivido en momentos íntimos de oración pero también en la actividad externa, el estudio, el trabajo, el deporte, la evangelización en fin toda la actividad del hombre impregnada del Espíritu Santo.


“La caridad del apóstol hace que tanto la vida interior como la acción externa nazcan del encuentro y la entrega a Cristo. Sin relación vital con él, la vida interior sería espiritualismo, y la acción externa sería mera acción humana” pero sin esta relación vital con Cristo no estaríamos hablando de espiritualidad cristiana.


Espiritualidad de San Pablo y espiritualidad de San Agustín


Antes de hablar de la espiritualidad de san Pablo y la espiritualidad de San Agustín cabe decir, aunque parezca obvio, que se trata de dos cristianos, de dos seguidores de Cristo. Por lo tanto ambos vivieron la Espiritualidad Cristiana.


Cada uno según sus vivencias en contextos y épocas distintas. Ambos tocados por el Espíritu Santo y siendo dóciles al mismo nos han legado una rica experiencia espiritual que nosotros llamamos espiritualidad paulina y espiritualidad agustiniana.


La espiritualidad paulina como la agustiniana, al igual que otras escuelas de espiritualidad, como por ejemplo: la benedictina, franciscana, carmelitana, dominicana, etc. subrayan de modo especial algunos aspectos de la Espiritualidad Cristiana. Es por eso que bien podemos hablar de diversos acentos espirituales dentro de una misma y única espiritualidad, la del seguimiento de Cristo.


Tanto Pablo, Agustín, Benito, Francisco, Teresa, Domingo y muchos otros grandes maestros de espiritualidad han sido instrumentos dóciles al Espíritu Santo y nos han legado según sus experiencias pautas concretas para seguir a Jesús. Cada uno de nosotros deberá recorrer su propio camino espiritual. Seguramente conscientes o no, estamos influenciados por alguno o algunos de estos gigantes de la espiritualidad cristiana.


Escuchar y aprender de aquellos que nos precedieron en el seguimiento de Cristo no es solamente un acto de humildad de nuestra parte, sino también un gesto de sabiduría y de prudencia. Porque si bien el camino que lleva al Padre es uno solo y se llama Jesús no está de más transitarlo siguiendo las huellas de quienes ya lo recorrieron y ahora gozan de Dios en la eternidad donde nos esperan.


No podemos olvidar que a lo largo de la historia de la Iglesia estos grandes seguidores de Cristo han arrastrado y siguen arrastrando a multitudes de almas tras de sí; como padres y madres en el espíritu no han dejado de guiar a sus hijos hacia la Casa del Único Padre de todos; no han cesado de señalar el camino verdadero y único que es Cristo, ni se han guardado su vivencia espiritual que tanto nos ayuda en la nuestra propia.A sus escuelas nos acercamos para que estos maestros nos hablen del Maestro, para que nos enseñen y nos recuerden que con la gracia de Dios es posible vivir el evangelio.


Algunas comparaciones entre temas que aparecen tanto en las cartas de Pablo como en los escritos de Agustín.


San Pablo desarrolla la idea de la inhabitación de Dios a través de la imagen del santuario.Dice: “Porque el santuario de Dios es santo, que sois vosotros.,”(1 Cor 3,16-17).


Si nosotros somos el santuario de Dios, DIOS habita en nosotros. Pablo subraya que Dios habita en nosotros, en su santuario, que somos nosotros mismos. Ya hemos visto que Agustín nos invita a orar en profundidad en nuestro interior:


“¿Quieres orar en el templo? Ora en ti mismo; pero antes sé templo de Dios; porque El escuchará al que ora en el templo” .


Gran importancia juega en la espiritualidad agustiniana el tema de la interiorioridad. El dentro de Agustín hace referencia a lo que él llama la “casa interior”. Para el santo de Hipona la vida interior es el espacio privilegiado de encuentro. En su comentario al Evangelio de san Juan nos habla de Cristo como aquél que nos instruye en el corazón, en lo interno: “Hay un maestro interior que nos enseña, Cristo. Es nuestro Maestro y su inspiración nos enseña. Donde su inspiración y su unción escasean en vano las palabras resuenan en nuestras orejas.”


De igual modo Agustín nos expresa su experiencia de oración y cómo la vive dentro de sí mismo: “Recuerda: hay uno que te escucha, no dudes en rogarle. Él está dentro de ti. Sólo tienes necesidad de purificar los más secretos rincones de tu corazón….”.


Se trata, pues, de caminar hacia dentro guiados por el Señor, penetrando en el interior del ser, llegando hasta el fondo del alma, el centro, el yo profundo. Pero nuestra tendencia habitual es caminar hacia fuera, hacia la región de la desemejanza, lejos del Señor. Y el resultado es el hombre actual: un hombre des-centrado, distraído y dominado por el mundo exterior. Lo ha dicho Pablo VI: Nosotros, hombres modernos, estamos demasiados extravertidos, vivimos fuera de nuestra casa, e incluso hemos perdido la llave para volver a entrar en ella.


Es por eso que siguiendo el consejo de Pablo VI, que lógicamente se encuentra en la misma línea que Agustín, se ve cada vez más necesario la urgencia de un cambio radical de sentido: caminar hacia dentro, y no hacia fuera, retorna a ti mismo.


Como hemos visto tanto San Pablo como Agustín insisten en que el hombre es santuario, templo, casa, habitación secreta donde Dios habita. Pero también para ambos santos Dios vive en el hombre y el hombre en Dios.El “en” de San Pablo Pablo se sirve de la frase "en Cristo" para referirse a la unión íntima que existe entre el creyente y Cristo. El origen de nuestro ser "en Cristo Jesús" es Dios. Pablo lo dice explícitamente:


"De él (Dios) vosotros estáis en Cristo Jesús" (1Cor 1,30) Esta unión es realizada por el Espíritu Santo en el bautismo: "… todo nosotros hemos sido bautizados en un solo cuerpo" (1Cor 12,13). Ha visto también que la profesión de fe cristiana depende del Espíritu Santo: "Nadie puede decir: "Jesús es Señor" si no es en el Espíritu Santo", (1Cor 12,13 ).


Pablo usa la frase "en el Espíritu Santo" de modo parecido a "en Cristo" para referirse a la unión íntima que existe entre el creyente y el Espíritu Santo.


Según Pablo, toda la historia de la salvación - pasada, presente, y futura - se desarrolla "en Cristo".


El “en” de San Agustín“


… permanecer en Cristo y hacerlo permanecer en nosotros” “ Alejarse de Tí es caer, volverse a Ti es levantarse, permanecer en Ti es estar seguro. “Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.“Dichoso Señor el que te ama, al amigo en Ti, y al enemigo por Tí”.“el mundo es viejo y también lleno de tribulaciones. No rechaces encontrar tu juventud en Cristo”........



San Agustín nos señala un programa de vida espiritual



DIOS


Todo ha comenzado con ÉL. Es la historia de un Amor que ha creado cielo y tierra, que ha creado nuestro corazón y que habitando en nuestro interior nos pide amarlo. El Amor es Dios.“Dios os ha dado todas las cosas. Amad a Aquel que las ha creado”. (Comentario al Evangelio de S. Juan 2,11)“He buscado algo para amar, pues estaba enamorado del amor. Había hambre dentro de mí por la falta de alimento interior que no es otra cosa sino Tú, mi Dios”.(Confesiones 3,1)“Solo te amo a Ti, Señor. Solo te busco a Ti. Solo quiero ser poseído por Ti.”(Soliloquios 1,1)


“ ¡Oh eterna Verdad, Amor verdadero, eternidad deseada!. ¡ Tu eres mi Dios; por Ti suspiro día y noche! (Confesiones 7,10) “Nos has creado para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”. (Confesiones 1,1) “Señor, ¿Qué es lo que amo cuando te amo? … Amo una cierta luz y cierta voz; amo cierto perfume y cierto manjar; amo cierto abrazo y cierto beso.


Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios, que es luz, voz, fragancia, comida, abrazo y beso. En Él mi alma ve lo que le espacio no puede abarcar. En Él escucha lo que el tiempo no borra. En Él huele lo que el viento no esparce. En Él gusta lo que el apetito no consume. En Él abraza lo que la saciedad no calma. Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios. (Confesiones 10, 8)




LA VIDA INTERIOR



¿Dónde podemos encontrar a Dios? Ya lo hemos dicho: su casa es nuestro corazón; en nuestra interior habita el Amor. Está escrito: "Mira que estoy llamando a la puerta. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" (Ap. 3,20).


Regresamos a habitar nuestra casa interior, encontrando el Amor y la Verdad.


“Penetra en tu corazón y examina lo que quizás percibas allí de Dios, porque allí se encuentra la imagen de Dios; en la interioridad del hombre habita Cristo, en tu interioridad eres renovado según la imagen de Dios: en su imagen reconoce a tu creador”.(Comentario al Evangelio de San Juan 18,10)


Dios vive en nosotros, “ más íntimo de cuanto hay en nosotros de más íntimo…”. (Confesiones 3,6)


“Tarde te amé , hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé !. Tú estabas dentro de mí y yo estaba fuera, y por fuera te buscaba … Tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo”. (Confesiones 10,27,38)“… debía entrar en mi mismo; y pude conseguirlo porque Tú, mi auxiliador, me ayudaste. Entré y con la mirada del alma y por encima de mi alma y de mi inteligencia, ví la luz inmutable del Señor. Quien conoce esta luz conoce la Verdad, y con la Verdad la eternidad: ¿el amor la conoce!”.(Confesiones 7,10)


“No salgas de ti mismo sino regresa a ti mismo. La verdad está en tu mas íntimo yo. Y si ves que tu naturaleza cambia continuamente, vete más allá de ti mismo. Vete hacia aquella fuente donde la luz de la razón misma recibe la propia luz.”( La Verdadera Religión 29,72)



LA ORACIÓN


Es nuestra íntima unión con Dios para la cual no son necesarias muchas palabras, pero un constante deseo del corazón de estar con Él, de obtener de Él lo que Él ha dispuesto como nuestro mayor bien. “Sea delante de Dios Padre tu deseo y el Padre que ve en lo secreto lo escuchará. Tu deseo es tu oración. Si el deseo es continuo tu oración es continua. .. Cualquier cosa que tú hagas, si en tu corazón existe siempre el deseo de Dios, tú no cesas jamás de rezar”.(Comentario al salmo 37)


“La oración pura que sale de un corazón fiel será como incienso que sube desde un altar consagrado”.(Enarraciones sobre el salmo 140,6)“Señor has que te busque orando y que te ore buscándote”.(Confesiones1, 1)“Cuando oramos a Dios - bien en voz alta bien en silencio- nuestro grito debe venir del corazón”. (Enarraciones sobre el salmo 118,1)


“No nos cansemos de orar, porque orar es sembrar… A su tiempo cosecharemos”.(Comentario al Evangelio de San Juan 73,4)“¡Padre Nuestro! Este es un grito del corazón, no de lo labios: resuena dentro de nosotros, resuena en el oído de Dios...¡Grite el corazón: Padre Nuestro!”.(Sermón 156,15-16).“Nosotros oramos, ahora, a Él, por Él y en Él. Nosotros hablamos con Él y Él habla con nosotros”.(Enarraciones sobre el salmo 85,1)



LA PALABRA DE DIOS


Las Sagradas Escrituras son la fuente que nos permite conocer a Dios. Nuestra escuela para toda la vida, puesto que cuando creemos de haber terminado de conocerlo, solo entonces estamos comenzando.“La profundidad de las Sagradas Escrituras es ilimitada. Aunque buscase estudiarlas a ellas y nada más desde la infancia hasta la vejez, con extrema tranquilidad, con el más incansable celo y con talento más grande que el que poseo, tendría todavía mucho camino que hacer para descubrir sus tesoros”.(Cartas 137,3)”Soy plenamente conciente y no tengo la menor duda de que te amo, Señor. Has herido mi corazón con tu palabra y te he amado”.(Confesiones 10,6.8)


“Instrúyeme, Señor y ordéname lo que quieras. Pero antes de nada, cúrame y ábreme los oídos de tal forma que pueda escuchar tus palabras”.(Soliloquios 26,4) “Escucha la palabra de Dios y escóndela en tu corazón. Recoge mucho alimento durante los días alegres de tus veranos espirituales. Serás capaz de soportar los días difíciles de la tentación durante los inviernos de tu alma”.(Sermones 38,6)“Cuando entiendes algo de las Escrituras, es el amor que se manifiesta; cuando no logras entender, es el amor que se esconde. Los que poseen la caridad, pues, tienen lo que se manifiesta en las palabras divinas y lo que se esconde en ellas”.(Sermones 350,2)




LA EUCARISTÍA



"Cualquier hombre que lleve un obrero a su viña podrá darle pan, pero no a sí mismo. Cristo se da a sí mismo a sus obreros; se da a sí mismo en el pan y se reserva a sí mismo como salario. No hay motivo para decir: ‘si le comemos ahora, ¿qué tendremos al final?’. Nosotros lo comemos, pero él no se acaba; alimenta a los hambrientos, pero él no disminuye. Alimenta ahora a quienes trabajan y les queda íntegro el salario. ¿Qué vamos a recibir mejor que él mismo? Si tuviese algo mejor que él mismo, lo daría, pero no hay nada mejor que Dios, y Cristo es Dios".


“Come la Vida. Bebe la Vida. Entonces tendrás la vida y esta estará completa. El Cuerpo y la Sangre de Cristo serán la vida para toda persona con esta condición: lo que se come visiblemente en el sacramento, debe ser comido espiritualmente en la verdad misma”.(Sermones 131,1)



“¡Oh sacramento del Amor, signo de nuestra unidad y ligamento de nuestra fraternidad, todos los que desean la vida tienen aquí la fuente!. Permite que vengan acá y crean; únenos a Ti y haznos vivir”.(Comentario al Evangelio de San Juan 26,13)“Ahora cuando recibís la comunión, recibís el misterio de vuestra comunión en el amor”.(Sermones, 272)


“La Eucaristía es pan de cada día. La fuerza que en él se simboliza es la unidad. Para que agregados a su cuerpo, hechos miembros suyos, seamos lo que recibimos”.(Sermón 57,7)




EL ESTUDIO


Guiados por el Espíritu Santo que ilumina nuestras mentes, constantemente nos dedicamos al estudio de la Palabra de Dios, que nos revela los secretos del corazón del hombre y del Amor de Dios.“Señor delante de Ti está mi conocimiento y mi ignorancia. Donde me has abierto, déjame entrar. Donde me has cerrado, abre cuando toque”. (Sobre La Trinidad 15,51)


“Hay un maestro interior que nos enseña. Cristo es nuestro maestro y su inspiración nos enseña. Donde su inspiración y su unción escasean, en vano las palabras resuenan en nuestras orejas. Es dios quien hace crecer; su unción nos enseña todo”.(Comentario al Evangelio de San Juan 3,13).


“Estudiar las Escrituras no es como correr en la llanura, sino es resoplar y respirar con afán como cuando se sube una escarpada montaña”.(Cartas 82,1)


“Ya que con la verdad se conoce y se posee el sumo Bien, y la verdad es la sabiduría, contemplémoslo y poseámoslo en esa, y gocémosla”.(Libre Albedrío 2,13,16)


“Como cristianos, nuestro fin es avanzar día a día hacia Dios. Nuestro peregrinar sobre la tierra es una escuela en la que Dios es el único maestro y busca buenos estudiantes, no perezosos.En esta escuela cada día aprendemos algo. Aprendemos algo de los mandamientos, algo de los ejemplos y algo de los sacramentos. Estas cosas son remedios para nuestras heridas y materia para nuestros estudios”.(Sermones 16a,1)



LA IGLESIA


En este continuo investigar, rezar, no estamos solos, somos parte de un único cuerpo, la Iglesia, esposa de Cristo y madre nuestra.“María ha dado al mundo tu cabeza y la Iglesia te ha dado a luz. También la Iglesia es madre y virgen: madre porque está hecha de amor, virgen por la integridad de su fe.”(Sermón 192, 2)


“Esta madre santa y espiritual les prepara cada día los alimentos espirituales mediante los cuales robustece no sus cuerpos sino sus almas. Les otorga el pan del cielo y les da de beber el cáliz de la salvación; no quiere que ninguno de sus hijos sufra hambre de esos alimentos”.(Sermón 255a)


“Lo que el alma es para el cuerpo, lo es el Espíritu Santo para el cuerpo de Cristo, la Iglesia.El Espíritu Santo es activo en toda la Iglesia, del mismo modo que el alma en todas las situaciones de cada miembro del cuerpo”.(Sermones 267,4)


“Oh! Cuerpo de Cristo, Iglesia Santa, has que todos tus huesos digan: ¿Quién como Tú, Señor?”(Enarraciones sobre el salmo 34, 14)


“Amamos a la Iglesia cuando permanecemos en la condición de miembros suyos y amamos”.(Comentario al Evangelio de San Juan 32,8)


“Nosotros somos la Santa Iglesia. Entiendo nosotros que somos cristianos … todos los del mundo entero. Esta es la Iglesia Católica, nuestra madre verdadera, la esposa de tan gran esposo”.(Sermones 213,7)


EL TESTIMONIO


Todo aquello que creemos y experimentamos con el corazón, en el corazón no se puede quedar escondido, pero debe resplandecer ante los hombres a través de nuestras buenas obras,… no para ser alabados, sino para que los hombres rindan gloria al Padre nuestro que está en los cielos. (cf. Mt 5, 14-16).“Alabamos al Señor con la voz, con la mente, con las buenas obras”. (Comentario al salmo 149, 1)


“Caminemos por medio de la fe, hagamos buenas obras. En estas actuemos de tal modo que sean un amor libre para Dios y un amor activo para el prójimo”. (Sermones 41,9)


“Demos de comer en esta tierra a Cristo hambriento. Démosle de beber cuando tenga sed. Vistámosle si está desnudo. Acojámosle si es peregrino. Visitámosle si está enfermo. Son necesidades del viaje en el que Cristo está necesitado”.(Sermón 236,3)


“Ama a tu prójimo y mira dentro de ti la fuente de este amor. Ahí verás a Dios…”(Comentario al Evangelio de San Juan 17,8)


“El hielo de la caridad es el silencio del corazón; el ardor de la caridad es el grito del corazón”.(Comentario al salmo 37)


“Pide con humildad a Dios el don del amor recíproco. Ama a todos, incluso a tus enemigos … para que siendo amados puedan llegar a ser tus hermanos y hermanas”.(Comentario a la carta 1 de San Juan 10,7)



LA AMISTAD


Es la miel de la vida. Pero no existe verdadera amistad sin amor. Aprendamos la amistad de nuestro mejor Amigo, Cristo.


“Ella toma su nombre solo del amor; es fiel solo en Cristo y en él solamente puede ser eterna y feliz”.(Contra 2 cartas pelagianas 1,1)


“No hay verdadera amistad si Tú no haces de aglutinante entre aquellos que están unidos a Ti por medio del vínculo del amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.(Confesiones 4,4,7)


"Feliz el que ama al amigo en Ti, al enemigo por ti. El único que no pierde a sus seres queridos es el que los ama en Aquel que nunca se pierde”.(Confesiones 4,9)


“Cuando estoy particularmente cansado por los malos acontecimientos del mundo, me lanzo, sin reserva, en el amor de aquellos que está cerca de mí.Sé que puedo confiar mis pensamientos y mis consideraciones a aquellos que están en poder de las llamas del amor de Cristo y han sido fieles amigos para mí”.(Cartas 73,3)


MARIA


“La Virgen María de su fértil seno y puro cuerpo a Aquel que se hizo visible para nosotros, e incluso ella fue creada por el creador invisible. Virgen en la concepción, virgen en el embarazo, virgen mientras llevaba en el seno a su hijo, virgen para siempre.”(Sermones 186,1)


“Ciertamente, cumplió Santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo. Por eso, María fue bienaventurada, porque antes de dar a luz a su maestro lo llevó en su vientre”.(Sermón 25,7-8)


“La Virgen María fue más dichosa recibiendo la fe de Cristo que recibiendo la carne de Cristo … fue más feliz por llevar a Cristo en su corazón que en su carne.”(Sobre la Santa virginidad 3,3)


“La Virgen le formó en su seno; formémosle nosotros en nuestro corazón. La Virgen estuvo grávida por la Encarnación de Cristo; que nuestras almas estén grávidas por la fe en Cristo. La Virgen dio a luz la salvación y la alabanza. No seamos estériles. Seamos fértiles para el Señor”.(Sermón 189,3, 3)



Oración de San Agustín a la Virgen María



Oh! Santa María, ayuda a los pobres, da fuerza a los débiles, consuela a los que lloran, ruega por todos, ruega por lo sacerdotes, intercede por las piadosas mujeres.


Que sientan tu socorro todos los que exaltan tu misericordia.


Recibe benignamente los deseosde los que a ti se encomiendan,


Concede todo lo que te piden. Que sea tu cuidado pedir por el pueblo de Dios.


Tú que mereciste, Virgen Bendita,l levar en tu seno al Redentor del mundo,que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén


ORACIONES AGUSTINIANAS PARA CRECER EN SANTIDAD


Dame Señor la gracia de saber socorrer,

consolar y aconsejar como María.


Dame la disponibilidad y castidad de José

para entregarme enteramente a tu proyecto.


Dame la perseverancia de Mónica

para que en la oración te busque y te encuentre.


Dame el fuego del corazón de Agustín

para amarte apasionadamente.


Dame el espíritu fraterno y comunitario de Alipio y Posidio

para servirte en mis hermanos y con ellos.


Dame la hospitalidad de Nicolás de Tolentino

para que siendo tú mi Huésped, te sirva con gusto y con esmero.


Dame la humildad y la sabiduría de Clara de Montefalco

para conocer tu voluntad y saber aceptar la cruz de cada día.


Dame la fidelidad y obediencia de Rita de Casia

para cumplir lo que pidas, aunque parezca imposible.


Dame el valor y la generosidad de Tomás de Villanueva

para predicarte frente a reyes y mendigos.


Dame el espíritu contemplativo de Alonso de Orozco

para interiorizar, gustar y vivir tu Palabra.


Dame la pasión por la Eucaristía de Juan de Sahagún

para deleitarme internamente al celebrarla.


Dame el amor a la Iglesia de Juan Stone

para vivir siempre en comunión y en unidad con ella.


Dame el coraje de Magdalena de Nagasaki

para enfrentar las dificultades sin temores.


Dame el ardor misionero de Ezequiel Moreno

para anunciarte por doquier y en todo tiempo.


Dame el entusiasmo de todos los santos agustinos

para difundir nuestro carisma con inmensa alegría.


Dame la amistad feliz de los tuyos

que solamente en Ti es fiel y eterna.

Amén.




Oración a la Virgen.


Madre de la Consolación,

ampáranos bella Señora

y danos la protección

que tu manto nos otorga.

Que tu diestra nos alcancel

a correa en el peligro,

si caemos nos levante

y a tus brazos nos devuelva.

Consuélanos, Virgen santa

en las horas de aflicción

y alcánzanos el gozo

de contar con tu oración.

amén.



A Santa Mónica.



No lloreís más Santa Mónica

que Agustín se ha convertido.

Antes estaba perdido

pero ya Dios lo alcanzó.

Rogad por mí Santa madre

aunque ya estoy en camino

para que llegue a destino

a donde te he de encontrar

para con vos adorar

al buen Dios Único y Trino.


p Raúl Díaz Corbo.

licenciado en teología espiritual


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